El equipo TACTIC se enfrenta a la Cat700


La Cat 700 es una carrera de Bikepacking donde los participantes no pueden ser asistidos en ningún momento y que atraviesa Catalunya de norte a sur. La ruta cubre 680 km con un brutal desnivel de 17.500 m. Buenos amigos y compañeros de trabajo en Tactic, el jefe de producción Berna y David del equipo ventas formaron dúo para afrontar este increíble desafío.

Tanto Berna como David son aficionados al ciclismo tanto de carretera como “Off-Road” y suelen ser los culpables de “encender el fuego” cuando salimos los mediodías desde Tactic. Físicamente, los dos estaban más que preparados para ese reto, sin embargo, en las competiciones de ultra distancia entran en juego muchos más aspectos. Las dos semanas previas a la carrera, David i Berna estuvieron estudiando diferentes maneras de como cargar sobre la bici todo lo que necesitan para pasar 3 días pedaleando. "La parte más importante es tener la equipación justa y adecuada", dice Berna.

El día 7 de Octubre, de noche, llegaron al punto de salida. Allí se juntaron todos los participantes para pasar un control por parte de los organizadores para asegurarse que llevaban todos los elementos obligatorios, que eran: un saco de dormir, luces, chaqueta impermeable, cargadores para GPS, teléfono y luces. “Es muy importante coger lo justo, pero más importante aún es que no te falte nada”, nos comenta Berna, ahora sentado en el chester de Tactic HQ.



 

 
 



DÍA UNO

Una vez que los organizadores dieron por bueno el control, llegó el momento de ir a descansar un poco antes de la salida al día siguiente. Suena el despertador, son las 07.00 de la mañana y los 43 participantes están listos para tomar la salida en Les, en la frontera con Francia a unos 600 m de altitud. Debido a un pronóstico de lluvia, los organizadores cambiaron a última hora la ruta para evitar la primera subida, que habría ascendido a 2.000 m de altitud, por lo que había riesgo de encontrar nieve. David y Berna recuerdan aquella mañana como una mañana fría y con poca visibilidad debido a la niebla. Ante estas circunstancias decidieron reservar un albergue en el km180 para asegurarse un techo para pasar la noche.

Sin embargo, después de unas horas sobre la bici, la niebla se dispersó para dejar paso a un sol brillante y por lo tanto a unas condiciones perfectas. A consecuencia, a las 21:00, cuando llegaron al km 180, ni se miraron el refugio. Decidieron no detenerse y en su lugar continuar hasta el siguiente pueblo, Organyà, que se encuentra en el km 240. Ellos calcularon que llegar a ese pueblo les comportaría pedalear 2 horas más, sin embargo y debido al brutal desnivel de aquel tramo, tardaron 3 horas. Esa fué la primera gran lección que les dió la carrera.

Cuando finalmente llegaron a Organyà ya era medianoche, y sus cuerpos solo pedían una cosa, comida. En busca de un sitio para cenar, solo se encontraron un bar, pero al preguntar si podrían tomar algo, el dueño les respondió que la cocina ya estaba cerrada. Después de unos minutos de suplicar que les dieran algo para comer, y sobretodo viendo las caras de hambre y decepción que llevaban David y Berna, el propietario les preparó algo. Acabada la cena y con 240km y 6.480m en sus piernas, David tuvo la osadía de preguntar: “¿seguimos pedaleando?”, a lo que Berna respondió rotundamente: “¡no!”.

Ahora pues, era momento de encontrar un lugar para dormir. El dueño del bar no supo encontrarles ningún sitio y les ofreció dormir dentro de su furgoneta. Ellos prefirieron no molestar más a ese hombre y finalmente se metieron dentro de un Banco para descansar unas horas.

Números del primer día: 241km 6,480m 17h

 

 
 



DÍA DOS

Después de solo tres horas de sueño, se despertaron a las 04.00 y a las 04.30 ya estaban listos para empezar a pedalear de nuevo. Mirando a su alrededor, se hizo evidente que sería difícil encontrar desayuno a las 4 de la mañana en ese remoto y pequeño pueblo pirenaico. Llevando encima no más de 3 barritas energéticas y una mezcla de carbohidratos en la bebida arrancaron con la esperanza de encontrar algún pueblo con un restaurante abierto para comer algo. No fue hasta después de 100 kilómetros fríos y de noche que a las 11 de la mañana, en el pueblo de Ponts, encontraron un bar donde seguramente tomaron el mejor bocadillo de sus vidas.

Avanzaron otros 40 km, para parar de nuevo habiendo aprendido la lección de que no iban a encontrar fácilmente sitios para comer y que en una carrera así comer y beber es imprescindible. Con el estómago lleno retomaron la marcha hasta llegar a Prades a las 20.30. David y Berna a esas alturas ya tenian interiorizado que la prioridad era mirar de comer bien, por esto se tomaron esa cena con un poco más de calma. Además, fueron astutos y pidieron un bocadillo para la mañana siguiente sabiendo que arrancarían de noche y que no encontrarían ningún sitio para desayunar a esas horas.

El tema de la comida pues, estaba más o menos resuelto y ahora tocaba pensar en dónde dormir. Otra noche más, nos dijeron que en ese pueblo no había ningún albergue ni hotel disponible. Finalmente, optaron por dormir en una plaza no muy agradable porque estaba al lado de un cementerio. Afortunadamente para ellos, la noche fue corta, después de 3 horas de sueño, a las 02.00 se despertaron y a las 03.00 ya están sobre sus bicis.

Números del segundo día: 192 km, 3,810 m 16.5h 


 
 
 


 

DÍA TRES


Son las 3 de la madrugada y quedan 253 km por delante. En este punto, empezaron a pagar el peaje del esfuerzo y el cansancio. David se mostraba confundido, siendo incapaz de diferenciar el amanecer del atardecer. Sobre la bici, por la mañana, iba saludando a la gente que se encontraba deseándoles buenas tardes o incluso buenas noches. A las 10 de la mañana encontraron un lugar para desayunar por segunda vez porque antes ya se habían comido el bocata que pidieron la noche anterior. Este fue uno de los días más duros hasta ahora por los kilómetros que llevaban acumulados y porque se disponían a hacer una subida de 40 kms que en tiempo les supuso más de tres horas de ascenso.

David y Berna utilizaron ruedas de bici de montaña para esta carrera y la verdad es que fue un acierto. Poco a poco fueron acercándose al segundo y tercer clasificado hasta que en un descenso pedregoso de 40 km les pasaron como dos rayos. Los otros dos participantes iban en bici de ciclocross y en esa bajada sufrieron de lo lindo. Ahora pues, David y Berna se encontraban en posición de podio, y aunque su intención no era ir a competir, eso les causó una adrenalina increíble que les empujó hasta meta.

Finalizado el descenso pensaban que lo que les quedaba era un paseo. Berna tenía muy poca batería en el GPS y el las luces y tenía que decidir si cargar (con la batería externa) un dispositivo u otro. Decidió cargar el GPS pensando que iban a llegar antes de que oscureciera y que por lo tanto no iban a necesitar la luz. Sin embargo, los últimos kilómetros se hicieron eternos y parecía que el punto de llegada, en vez de acercarse, se alejaba. Al final, dos horas más tarde de lo previsto y con total oscuridad llegaron a l’Ampolla donde la familia les esperaba muy emocionada. El viaje había acabado y era momento de ir a descansar, esta vez en una cama como Dios manda.

Número del tercer día: 253 km, 4,760m, 17.5h  


 
 

 

Lo que llevaban encima:

Chaqueta impermeable.
Tactic Maillot largo Tactic Hard Day.
Culotte Pure Tactic.
¡Un prototipo de chaqueta Soft Shell que el equipo de R+D de Tactic necesitaba exprimir al máximo!

En la bolsa delantera: el saco de dormir, zapatos normales (aunque no los usaron, pasaron 3 días con las zapatillas de ciclismo)
En el tubo horizontal superior: esas cosas que querían tener más a mano como las cámaras de aire, chaquetas, guantes cortos y largos.
En la potencia: Una batería de energía solar para cargar las luces, el GPS y el teléfono.
Una luz que te indica cuánto tiempo le queda de batería.
En función de la cantidad de batería podíamos poner las luces con más o menos intensidad.
Una bolsa en el manillar para comida y teléfono.
Chaquetas de plumón para cuando paraban a descansar.
En la bolsa trasera, debajo del sillín, traían algo de ropa de recambio.

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