Velodrom, Barcelona/Cadaqués


Cadaqués es visitada por miles de personas cada año por sus casas encaladas, calles estrechas y empinadas y la vista de la iglesia del siglo XVI reflejada en el mar. Los catalanes hablan con mucho orgullo de este pintoresco pueblo costero. Su ubicación costera es una de las razones por las que Velodrom Barcelona la eligió como destino para su evento desde hace seis años, siendo esta vez la cuarta edición de Barcelona-Cadaqués. Desde los inicios de Barcelona - Cadaqués hace 4 años, han pasado ya unos 150 miembros entusiastas del ciclismo y de la comunidad de Velodrom.

“Para mí, lo mejor de este tipo de recorridos es no saber qué pasará después del kilómetro 100” Javier, director del Velodrom Barcelona. Tras apenas 50 km llegamos a la subida más larga de la comarca, Santa Fe de Montseny. Una salida de esta distancia te lleva lejos del clamor de las calles de la ciudad. Las laderas arboladas del Montseny premian a quienes buscan el escapismo y las majestuosas vistas de las montañas. Aquellos que, después de los 22 km de ascenso, les apretaba el hambre, se alegraron de encontrar las musettes esperando.



 




Aún con el aguijón de Santa Fe fresco en las piernas, empieza el descenso de Sant Hilari hacia Girona. Una de las mejores carreteras de Cataluña para la práctica del ciclismo. Un asfalto perfecto a través del bosque que se disfruta mejor descendiendo entre amigos.

Girona estaba en el km 150, donde se sirvió comida, tarta y un buen café (o 2) en La Comuna y se nos unieron más amigos para el último tercio.

 
 



Saliendo de Girona, quedaban 100 km a través de las llanuras del Empordà. Los distintos grupos se superponían constantemente, esto nos permitió disfrutar de otro aspecto asombroso de este evento que no se obtiene en una carrera. Charlamos con amigos y bromeamos sobre lo cansados que estábamos. Nos íbamos encontrando con mucha gente interesante en el camino.

Entre buena compañía, los kilómetros se hacen más amenos. Este año también tuvimos que subir a Sant Pere de Rodes justo antes y se estaba acercando amenazadoramente. Los malos augurios se disiparon en el kilómetro 200 km por los vítores del Tactic Van.

La camioneta Tactic, cargada de comida, bebidas y mucha moral, nos dio el impulso ideal para abordar los últimos repechos. Otra razón por la que Cadaqués es el punto final, es que debes superar la subida final de Perrafita. No es una subida larga, pero después de 230km se prolonga dolorosamente. Luego descendimos por última vez. Hacia el mar, en el sol de la tarde. Otra instantánea espléndida más del día. Exhausto pero con la certeza de saber que éste es el final.


 
 
 



Llegamos a Cadaqués y todo el mundo se dirigía a La Gritta. La pizzería estaba llena de ciclistas cansados. Nos pusieron cerveza en mano. Con una simple mirada era suficiente para saber lo mucho que habíamos disfrutado. La Barcelona - Cadaqués, finalizada.


 



Gracias a Velodrom Barcelona por organizar un día excepcional.

 
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